Me gusta pensar que cuando construimos, desarrollamos y participamos dentro de una cultura, es importante comprender aquellos sistemas de creencias que facilitan o dificultan que funcionemos como un equipo que colabora (Bielaczyc, 2006).
Para la psicología de la educación y de las organizaciones «colaboración» es uno de los conceptos que mejor explican por qué las personas que interactuan y mantienen una visión compartida de los problemas que les competen como grupo son más capaces de articular esfuerzos para llegar a su solución (Teasley, 2011). Quien colabora, se reconoce como parte del grupo y reconoce las metas a lograr como suyas. Hace lo posible por aportar ideas y otros esfuerzos para que el grupo cohesione, permanezca cumpla, o desarrolle su propósito (Engeström, 2001) . Vincula sus acciones individuales a una visión de sistema que tiene sentido para él o ella. Si no está de acuerdo con determinados aspectos de la dinámica del grupo, crea divergencia en forma de propuestas, pero se involucra activamente para que sus discrepancias se negocien y se incorporen dentro de esa cultura (Matusov, et. al, 2007) siempre que agreguen elementos valiosos para que el grupo cumpla su cometido.
Si bien la «colaboración» puede pensarse como un valor, también interesa como competencia a desarrollar en los sistemas educativos y las culturas de trabajo contemporáneas (OECD, 2017). No muchas personas tienen una idea clara de qué es, para qué sirve, y cuales son las ventajas de incorporarla dentro de nuestras prácticas cotidianas (en la escuela, en la familia, en el trabajo y con muchos otros grupos de referencia o pertenencia), pero es necesaria. La colaboración hace relevante a un individuo dentro de un sistema, mientras que el individualismo no sólo lo relega o aisla, sino que también puede expulsarlo. La colaboración mantiene vigente, constante y recursivo el proceso de aprendizaje y construcción de conocimiento (Scardamalia 2002), mientras que el individualismo aliena al grupo en la ignorancia y el estatismo, desarticulándolo y acelerando su desgaste.
Recordaba también que hace algunos años revisábamos en un libro de psicología educativa las implicaciones de la multi-culturalidad en la escuela (Santrock, 2006), y encontramos que existen culturas individualistas (con valores que dan prioridad a las metas personales frente a las del grupo) -común en países de occidente como Estados Unidos – y colectivistas (que parten de valores que apoyan al grupo, que ayudan a preservar su integridad) que se observan con mayor frecuencia en países asiáticos como China o Japón.
Desde mi muy particular e idiosincrásico punto de vista, no saber colaborar aumenta el riesgo de volvernos individuos disfuncionales o aprendices con poco alcance en un escenario en donde los grandes logros de la humanidad se los debemos al trabajo en equipo y una buena parte de los problemas de salud pública, políticos, sociales y económicos se explican por una grave tendencia hacia el individualismo.
Guillermo Santos
Literatura de interés:
- Bielaczyc, K. (2006). Designing Social Infrastructure: Critical Issues in Creating Learning Environments With Technology – Journal of the Learning Sciences. Journal of the Learning Sciences, 15(3), 301-329.
- Scardamalia, M. (2002). Collective cognitive responsibility for the advancement of knowledge. En B. Smith (Ed.), Liberal education in a knowledge society (pp. 67-98). Chicago: Open Court.
- Matusov, E., Smith, M., Alburquerque, M., & Lilu, K. (2007). Culture Has No Internal Territory: Culture as Dialogue. En A. Rosa (Ed.), The Cambridge Handbook of Sociocultural Psychology (pp. 460-483). Cambridge University Press.
- OECD. (2017). PISA 2015 Collaborative Problem Solving Framework. https://www.oecd.org/pisa/pisaproducts/Draft%20PISA%202015%20Collaborative%20Problem%20Solving%20Framework%20.pdf
- Teasley, S. D. (2011). Thinking about Methods to Capture Effective Collaborations. En S. Puntambekar, G. Erkens, & C. Hmelo-Silver (Eds.), Analyzing Interactions in CSCL (pp. 131-142). Springer US. http://link.springer.com.pbidi.unam.mx:8080/chapter/10.1007/978-1-4419-7710-6_6
- Santrock, J. W. (2006). Psicología de la educación. McGraw-Hill.
Psicólogo educativo, consultor, tecnófilo, entusiasta de marketing digital y del emprendimiento en internet.